Hace cinco meses vino a mi consulta un paciente con una clínica hemorroidal severa, nunca me pude imaginar lo que vi en la exploración del paciente. De entrada pensé en que, aparte de las hemorroides, el paciente presentaba un cuadro de condilomas acuminados y llevaba así aproximadamente cerca de 40 años con una clínica florida.
Ante el hallazgo advertí al paciente la posibilidad de realizar una segunda intervención tras la primera limpieza.
Ante esta visual le realicé una resección exhaustiva de los posibles condilomas con ligaduras y se mandaron a estudio anatomopatológico. El estudio confirmó solamente la presencia de nódulos hemorroidales.
Al terminar la intervención el campo quirúrgico quedó como se ve en la siguiente foto.
Ante el gran edema que presentaba el ano se decidió terminar la intervención a la espera del resultado de la anatomía patológica, con el resultado anteriormente comentado.
Al cabo de un mes el paciente regresó para la revisión postintervención con una resolución completa de su proceso, ante nuestro asombro .
Conclusión:
De entrada, la técnica de Milligan y Morgan, intervención centenaria, mantiene su efectividad quirúrgica a pesar de las nuevas variantes creadas, ( Longo, Ferguson etc… ) a parte de ser más agresivas no creo que mejoren los resultados del Milligan y Morgan. En este caso tengo que pensar que lo resecado cortó el flujo sanguíneo hemorroidal, la disminución del edema y la actividad de presión esfinteriana, resolvió la aparatosidad del cuadro de una forma totalmente efectiva.
En general una disección cuidadosa con bisturí eléctrico con punta Colorado en el espacio de transición entre el esfínter anal y los paquetes hemorroidales provoca muy poco sangrado y aunque el postoperatorio inmediato, generalmente es bastante incómodo y doloroso, a la postre el resultado es tan bueno que vale la pena pasar por ese inconveniente que se palia con una buena analgesia.


