Uno de los temas que más controversia hay al hablar sobre el tratamiento quirúrgico de las hemorroides es el dolor. Efectivamente es la principal preocupación de los pacientes seguido de las posibles incontinencias defecatorias por lesión de los esfínteres anales.
A mi consulta llegan pacientes con Hemorroides de todos los grados, pero principalmente del los grados III y/o IV los más llamativos, son anos, que presentan unos paquetes hemorroidales grandes, como coliflores, con prolapso de mucosa rectal en muchos casos o en la mayoría, con secuelas de antiguas trombosis hemorroidales y con una clínica florida de disconfor defecatorio, exudado frecuente de moco, pérdida de heces y sangrado tras deposiciones.
Las mujeres son las que más padecen esta patología por sus embarazos, comenzando dicho cuadro tras los mismos y al cabo de los años van a las consultas para que les solucionen su problema. Es frecuente observar esta patología en chicas jóvenes y en muchos casos en un grado tan florido que, llegando el caso de su solución quirúrgica, se tiene que realizar en dos tiempos, aunque no es lo habitual.
En mi experiencia y conociendo los diferentes tipos de intervenciones que existen (Hemorroidopexia o «tecnica de Longo«, THD , Hemorroidectomia clásica) realizo esta última por varias razones, la primera es por ser la más veterana de las mismas (100 años) y, para mí, la mas resolutiva a pesar de sus inconvenientes. La Hemorroidopexia es una intervención que precisa de un aprendizaje largo, es mucha cirugía, según mi punto de vista, para la patología en si, con riesgos innecesarios y severos y con resultados dispares. La técnica de THD es mucho menos agresiva pero dependes de tener una sonda Doppler para desasterializar el plexo hemorroidal, previa localización y ligadura de los paquetes hemorroidales, y posterior pexia de la mucosa rectal para reducir los prolapsos de la misma hacia el exterior. Hay recidivas con esta técnica.
La técnica de Milligan y Morgan consiste, solamente, en la resección de los paquetes hemorroidales submucosos (no dejan de ser simples varices), dejando puentes de mucosa anal para que se cicatrice correctamente dicha mucosa. Se suelen dejar las heridas abiertas parcialmente y lo más importante es mantener integro el sistema esfinteriano anal. Los resultados estéticos conseguidos son muy buenos y el grado de satisfacción por parte de los pacientes es alto.
Si es verdad que existe el hándicap del dolor, pero si se receta una buena analgesia mas unos consejos de hábitos y dietéticos, es llevadero el postoperatorio en su fase inicial , que es la más incómoda.